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domingo, 13 de enero de 2008

Técnica para fotografíar arañas tímidas

Clase: Arachnida
Orden: Araneae
Familia: Lycosidae
Género: Lycosa
Especie: Lycosa sp.


Hace ya algún tiempo, en la mañana de un día de febrero, un tibio Sol a duras penas conseguía quitar el frío de la noche. A un lado del camino, asomada a la puerta de su madriguera, descubrí una hermosa tarántula (la hermosura es algo sumamente relativo y muy dependiente del observador, para el que no se haya dado cuenta todavía). Animal nocturno por naturaleza, debía haber pensado con muy buen juicio que a esa altura del año, por las noches no hacía una temperatura muy adecuada para deambular por ahí, y que era mejor idea salir durante el día, contraviniendo las constumbres de su especie, a la puerta de su casa para disfrutar del calor del sol.

Me acerqué para observarla mejor.

Contrariamente a lo que mucha gente cree, las tarántulas son animales muy tímidos y de carácter amable. Yo no lo he comprobado ni animo a nadie a que lo pruebe, pero personas muy informadas al respecto me han dicho que las Lycosas europeas son reacias a morder incluso aunque se las coja con la mano y se las moleste. En caso de mordedura, los efectos se reducen a dolor local, inflamación y poco más. A las pocas horas los síntomas desaparecen solos. Claro que siempre existe cierto riesgo de reacción alérgica en personas especialmente sensibles, de infecciones provocadas por la dudosa higiene dental de estos arácnidos, o en muy raras ocasiones, de necrosis local en la zona de la mordedura. Si tras leer esto alguien se anima a comprobar la amistosidad de estas encantadoras criaturas, que deje en los comentarios el resultado de su experimento (suponiendo que pueda escribir con el dedo necrosado en caso de tener la mala suerte de topar con una de las pocas tarántulas malhumoradas).

El caso es que la tímida tarántula retrocedía al interior de su madriguera en cuanto me acercaba y volvía a salir al cabo de un minuto, volviendo a ocultarse en cuanto yo hacia el más mínimo movimiento. Tras idear una estrategia, saqué mi cámara y me acerque a unos pocos centímetros de la madriguera. La araña se retiró al interior como yo ya había previsto. Ajusté los parámetros de la cámara y enfoqué a la entrada del agujero y me quedé muy quieto. Al cabo de un minuto, y justo cuando mi espalda empezaba a protestar por la postura, la tarántula salió quedando en foco. Aparentemente, no le extrañó encontrar un fotógrafo a escasos centímetros de su puerta, ni pareció percibir los chasquidos del obturador. Le hice una serie con luz natural y solo cuando moví ligeramente la cámara se volvió a ocultar en su agujero.

Por desgracia, la falta de luz me obligo a abrir mucho el diafragma y las fotos quedaron muy escasas de profundidad de campo. Pero al revisarlas, ya en casa, en la pantalla del monitor, descubrí algo que me impresionó. En los ojos de la araña, reflejado, aparecía yo.

De repente en mi cabeza cambió mi perspectiva de la escena. No era yo fotografiando a la araña. Era la araña observándome mientras la fotografiaba.

6 comentarios:

  1. qué suerte tienes, en vez de dos ojos, tienen un montón, así que te ha observado pero que muy bien!

    besos babosos

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  2. Estupenda historia, siempre mejor una foto con una historia. Al menos, esa es mi opinion. Yo he tenido mis mas y mis menos con las tarántulas, una vez conseguí una foto que no he podido repetir. Es un animal muy interesante.

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  3. Parece un cuento infantil con su final feliz y una buena moraleja.

    Preciosa la imagen. Sale enfocado lo que tiene que salir, los ojos. El resto es contextual.

    Saludos.

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  4. Y qué bueno tu punto de vista, documentado y razonado, sobre estos bichitos que no dejan de recibir pisotones.
    Ocasionalmente, en casa han entrado arañas lobo. Como ya me ha picado de casi todo, no sé si alguna de ellas lo hizo en la noche.

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  5. ¡Qué buena historia! Y qué ojitos tiene la tarántula :) En este contexto, viene bien eso de "Para mirarte mejor"...

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  6. Aunque veo que la entrada es de hace la tira, quería comentarte que yo de pequeño siempre estaba por ahí con bichos en mis manos o en botes, y aunque me daban bastante respeto las tarántulas/arañas lobo, más de una vez me atreví a cojerlas con las manos y nunca me picaron. Sin embargo, mi pobre hermana que por una vez que se atreve a acariciar una, va y le pica... así que no sé cuan reacias a picar son.
    Un saludo y gran blog el tuyo, lo leo diariamente.

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