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viernes, 5 de diciembre de 2008

El relojero ciego

Clase: Liliopsida
Orden: Orchidales
Familia: Orchidaceae
Género: Ophrys
Especie: Ophrys gr. scolopax Cav.


Fotografía de una pequeña orquídea silvestre. La función de la extraña y compleja flor es actuar como señuelo sexual y atraer a machos de himenópteros, que en sus inútiles esfuerzos por copular con la flor, actuaran como vehículos de transporte del polen de una flor a otra, asegurando la polinización cruzada de la planta.

Una planta sin mente consigue manipular a su antojo, con increíble precisión y para su propio beneficio, el comportamiento de un animal con un sofisticado sistema nervioso, y la planta lo hace sin saber ni el cómo ni el por qué, de hecho ni siquiera sabe que lo hace. Esto da para pensar mucho. Quizá la inteligencia esté sobrevalorada.

6 comentarios:

  1. Foto y cuenta muy lindo. Gracias por explicarlo.

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  2. Si, tal vez está sobrevalorada pero también la inteligencia es fruto de ese mecanismo. Escribí sobre algoritmos genéticos en mi blog, creo que es interesante plantearlo desde ese punto de vista.

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  3. Por cierto, uno de los ejemplos clásicos de complejidad irreductible, el ojo del lenguado, se tambalea. Recientemente se han encontrado dos fósiles de formas adultas intermedias con el ojo 'a medio migrar'.

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  4. frikosal:

    Pero entonces nuestra inteligencia, y por tanto el arte, las matemáticas, los microprocesadores y las religiones no tienen mayor transcendencia que la forma de la orquídea, son fruto del trabajo del relojero ciego (y sordo, y mudo, y sin mente, ni proyecto, ni objetivo) y lo mismo mañana decide que la inteligencia es un estorbo y nos ajustamos mejor a la maquinaria siendo estúpidos, y con la misma facilidad con que ajusta la forma y colores de la orquídea, nos vuelve idiotas, y fundamentalistas de cualquier credo o equipo de futbol. Lo que quiero decir es que al relojero le importa un bledo si es bueno o malo, mejor o peor, complejo o simple, lo unico que le interesa es que sea eficiente. Y si es así, estamos en sus manos, y no hay ninguna esperanza de poder decidir nuestro futuro. Nuestra evolución, reinado y extinción transcurriran con la misma naturalidad con la que el hierro se oxida en presencia de oxígeno.

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  5. Quizá fuese como dices, de no ser porque el hombre ha conseguido eliminar los efectos de la selección natural sobre el. Dicho tristemente de otro modo: sobreviven mas y mejor los mas ricos, no los mas aptos.

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