Clase: Reptilia
Orden: Squamata
Familia: Gekkonidae
Género: Ptyodactylus
Especie: Ptyodactylus oudrii Lataste, 1880
Este geco es la envidia de cualquier escalador. Sus dedos se adhieren a cualquier superficie con tal eficacia que le permitirían trepar por un cristal vertical perfectamente pulido.
Las expansiones del final de sus dedos aumentan la superficie adherente. Hace tres o cuatro siglos ya que Galileo hizo notar que cuando un objeto aumenta de tamaño conservando la forma, su superficie aumenta de acuerdo con el cuadrado de la longitud mientras que el volumen lo hace según el cubo de dicha longitud. Es decir, para un aumento de tamaño determinado, el volumen aumenta más que la superficie.
Esta relación es conocida como la ley cuadrado-cúbica, y es la razón por la que afirmar cosas tales como que si una hormiga tuviera el tamaño de una persona podría levantar una casa no son más que solemnes tonterías.
Y si no, que se lo pregunten a los Ptyodactylus. Su capacidad de 'pegarse' a las superficies es función de la superficie (de las expansiones de sus dedos), mientras que su peso es función de su volumen (obvio). Así, que según la citada ley, cuando un Ptyodactylus aumenta de tamaño, su peso aumenta en mayor medida que su superficie, y alcanzado determinado tamaño crítico, la superficie adherente de sus dedos no sería capaz de soportar su peso, con lo que se despegaría y se daría un batacazo. La única solución para superar ese tamaño crítico sería varíar su forma aumentando el tamaño de las expansiones digitales.
Pues bien, en el NW de África habitan dos especies de Ptyodactylus, la de la fotografía P. oudrii que puede alcanzar unos 11 cm de longitud total y Ptyodactylus ragazzii Anderson, 1889 que puede alcanzar el doble de tamaño, unos 20 cm de longitud total. Pues mira por donde, P. ragazzii tiene unas expansiones digitales mucho más desarrolladas, proporcionalmente mucho más grandes en relación a su tamaño que P. oudrii. ¿Sorprendente? En absoluto.
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