Clase: Insecta
Orden: Dictyoptera
Familia: Empusidae
Género: Empusa
Especie: Empusa pennata (Thunberg 1815)
Ocultas entre la vegetación viven unas criaturas con aspecto a medio camino entre dios egipcio y alienígena polizón de carguero interestelar. Se trata sin duda de uno de los insectos más fotogénicos (y también más fotografiados) de la fauna Ibérica: la mantis Empusa.
Empusa era un terrorífico ser mitológico en la Antigua Grecia, capaz de cambiar de forma para aparentar ser otra cosa, que gustaba de pasearse por páramos desiertos en las noches de luna llena bajo la forma de una bella doncella, y enamorar a jóvenes a los que bebía la sangre.
A pesar de llevar el nombre del ancestro griego de los vampiros, la mantis Empusa es completamente inofensiva para las personas, a pesar de que su tamaño, que en algunas hembras puede superar los 7 centímetros de longitud, y su aspecto poco tranquilizador pudieran hacer pensar lo contrario.
No es tan inofensiva en cambio para los pequeños insectos de los que se alimenta y a los que atrapa con sus patas delanteras prensiles armadas de afiladas espinas.
Es mucho menos fuerte que la Mantis religiosa y atrapa presas de tamaño más pequeño. También vuela más y mejor, sobre todo los machos. Es una de las mantis más frecuentes en el sur de Europa, aunque difícil de ver debido a su capacidad para confundirse con la vegetación. También es una especie más xerófila que la Mantis religiosa.
Se cita a menudo, como hecho notorio, que las hembras Empusa no devoran al macho tras aparearse, a diferencia de la Mantis religiosa. Sin embargo parece ser que este comportamiento tampoco se da en las Mantis religiosas en libertad, y que ha sido observado únicamente en cautividad, donde podrían intervenir otros factores, como una insuficiente o inadecuada alimentación. Por ejemplo, los grillos campestres, omnívoros pero no depredadores, en cautividad practican el canibalismo a los primeros síntomas de deshidratación.
Preciosa empussa. Me encanta la primera foto, saliendo de entre la vegetación. Esta que has retratado no la he visto aquí en Cataluña, tiene las antenas en forma de penacho y las que he podido captar son filiformes. La verdad es que es un animal fascinante y no me extraña que haya servido de inspiración para crear a los monstruos de Alien.
ResponderEliminarelfriki: Es la misma que has visto tú, las de antenas filiformes son las hembras, las de antenas plumosas son los machos. Solo hay una especie en nuestra fauna.
ResponderEliminarPues debe haber bien pocos machos, porque hembras las he visto a patadas. Hace poco casi me siento encima de una mientras hacía una foto a un bombilido. La aparté y me la subí al dedo. Me encanta el cosquilleo que sientes cuando se agarran con fuerza.
ResponderEliminarPreciosa esta mantis y bonisimas tus fotos
ResponderEliminarUn saludo Erna
Estaba por decir lo mismo, yo solamente debo haber visto hembras. Estuve hablando con un experto en mantis. Yo lo tenía mal entendido, pensaba que se lo comía siempre.
ResponderEliminarCreo que la hembra intenta siempre comerse al macho después de la cópula, a veces lo consigue, a veces no. Tiene cierta lógica.
Yo veo machos y hembras con más o menos con la misma frecuencia.
ResponderEliminarLo de comerse al macho, tiene mucha lógica, es una inteligente adaptación. Si la hembra no está bien alimentada, obtiene un generoso aporte de proteínas para madurar los huevos. El macho, al que de todas formas poca vida le queda y que ya ha cumplido su función fertilizadora, contribuye a alimentar a su descendencia. Si la hembra ya está bien alimentada, el macho es respetado y puede fecundar a otra hembra, a la que tal vez le vengan mejor sus proteinas. Optimización de recursos.
Muchas arañas, que se comen al macho, lo hacen o no también en función del hambre que tengan, pero por muy hambrientas que estén, nunca se lo comen antes de que cumpla su función como padre, siempre después. Osea, que la cosa tiene su lógica también. Y el macho, que aunque es más débil, también es venenoso, jamás intenta defenderse mordiendo a la hembra, cosa que iria en contra de la supervivencia de la especie. Osea, que en realidad, se trata de una convención establecida, y a juzgar por la precaución con la que los machos se acercan a las hembras, son plenamente conscientes del riesgo de su misión.
Supongo que los machos de araña que acuden con una presa envuelta en seda como regalo para la hembra es una evolución del modelo anterior. Si la presa es suficiente, el macho sale ileso, si es pequeña, acaba siendo el postre.