Clase: Insecta
Orden: Lepidoptera
Familia: Pieridae
Género: Colias
Especie: Colias croceus (Fourcroy, 1785)
Ante una especie abundante (me niego a usar la palabra 'vulgar', porque ninguna criatura viva lo es), fácil de encontrar cuando se quiera, siempre siento la autoexigencia de hacer una fotografía mejor. Soy de la opinión que tiene pase el hace una fotografía borrosa, desenfocada y movida del yeti, pero ¿cómo justificar una fotografía mediocre de un insecto al que se ve todos los días en gran número?
Encontré a esta Colias libando en la flor, con el sol a contraluz, e inmediatamente vi la foto. La vi en mi cabeza. Claro que al cabo del día 'veo' muchas fotos que no hago, bien porque no llevo la cámara encima, o por otros motivos. Por ejemplo en este caso hubiera sido perfectamente posible que al acercarme la mariposa simplemente hubiera volado lejos.
Cierto que cuando ya se han fotografiado unas cuantas mariposas aprende uno a acercarse sin asustarlas. Podría pensarse que hay que acercarse muy despacio, con movimientos muy lentos y calculados y la atención concentrada en la mariposa, pero esta actitud, vista desde el punto de vista del insecto, resulta altamente sospechosa. Es exactamente el tipo de conducta que suelen adoptar los depredadores cuando acechan a su presa.
Los movimientos bruscos y precipitados son igualmente garantía de asustar a nuestro objetivo. Los insectos suelen quitarse de enmedio cuando un animal grande se aproxima simplemente para evitar el peligro de ser aplastados.
Así que la clave está en una especie de término medio. Movernos de forma lo suficientemente suave para que nuetro modelo no piense que corre riesgo de ser atropellado, pero al mismo tiempo de forma lo suficientemente descuidada para que no se preocupe por un exceso de atención sobre sí y se sienta 'acechado'. Con la práctica uno llega a poder acercarse mucho a cualquier mariposa y fotografiarla con un macro de focal corta.
Así que aplicando todos estos conocimientos, o tal vez por pura suerte, consigo acercarme a la Colias que liba con el sol a sus espaldas. Estudio la escena. Hay varias flores sin abrir a su alrededor, formando cierta repetición de motivos, cierto ritmo. Bien. Y al fondo un banco de flores amarillas. Amarillas como la Colias. Amarillas como la luz del Sol. Bien, bien.
La brisa mueve el conjunto de flores y mariposa, así que para no correr riesgos ajusto una velocidad de disparo rápida y abro el diafragma para desenfocar el fondo de flores amarillas. Me echo la cámara a la cara y encuadro por el visor. Pongo el dedo sobre el disparador. Justo ahora es cuando, por alguna misteriosa ley del Universo todavía no descubierta por los estudiosos, las mariposas suelen decidir salir volando. Pero esta, por una vez, se queda libando en su flor, y me permite hacerle una serie interesante con luz natural.
Pero que nadie se confunda, el mérito no es mío, y por supuesto no es de la cámara. Es de la luz.
Amigo tu foto me parece espectacular.
ResponderEliminarPero creo que el merito es primero de la modelo y luego de todo lo demás.
Un saludo.
Muy bonita la Colias y esa luz.
ResponderEliminarEl otro día vi por primera vez con la cámara una Papilio Macaon y yo todo contento y con sigilo, me preparé para acercarme, y el primer paso que di fue sobre una rama seca grgrrrrrrr adioooooooss preciosa. :):):)
Saludos.
preciosa en esta luz y con este fondo.
ResponderEliminarun saludo