Días atras, en el blog de Frikosal se propuso un reto/ejercicio que consistía en fotografiar la punta de un bolígrafo. Menuda tontería, pensé, ¿la punta de un bolígrafo? Eso lo hago yo con la punta del idem.
Sería largo enumerar aquí las circunstancias que llevan a alguien a que le sobre tiempo como para ponerse a hacer una foto de la punta de un bolígrafo. Y posiblemente esa era la mayor dificultad del reto, pero no la única. El problema es que hasta que no se intenta algo no se da uno cuenta de las dificultades que realmente tiene, y lo que a priori parece fácil, puede no serlo tanto.
Material:
- un bolígrafo, que por cierto no escribía
- trípode Manfrotto que nunca saco de casa por no cargarlo
- tubos de extensión Kenko
- objetivo macro Tamron
- dos flashes Cromalite de 400W con ventanas difusoras
- cuerpo Nikon D70
- adaptador conector PC a zapata (por alguna razón a la D70 no le pusieron conector para cable sincro)
- cable sincro de contacto central
- disparador remoto por infrarrojos
Resultado:
Lo más difícil fue encuadrar de modo que la bola quedase exactamente en el centro. Aunque la rótula Manfrotto es muy estable el peso hace que el objetivo ceda un milímetro, suficiente para modificar el encuadre. Hubiera sido muy fácil hacer la foto ligeramente descentrada y reencuadrar en Photoshop, pero si se va a hacer el ejercicio, pues se hace bien o no se hace ¿no?.
Después decidí llegar un poco más cerca y monté un objetivo Tokina de 28 mm f/2.8 invertido en frente del Tamron (tubos de extensión + objetivo de focal mayor en posición normal + anillo con rosca macho-macho + objetivo de focal menor invertido). A esta técnica se la suele denominar lens stacking, que en cristiano seria algo como "apilar objetivos". Para ello usé un anillo adaptador con rosca macho por ambos lados, que compré muy barato en Hong Kong a través de eBay, que permite montar un objetivo del revés, como si fuese un filtro, en la parte delantera de otro. El apaño permite alcanzar mayores aumentos, tanto mayores cuanto mayor es la diferencia de focales entre el objetivo principal y el invertido. La única precaución que hay que tener es desactivar el autofocus, que de todas formas no suele usarse en macrofotografía, ya que el excesivo peso puede perjudicar el motor de enfoque.
La PDC se hizo más pequeña que el tamaño de la bola. Como no tenía mucho más tiempo, opté por un atajo llamado focus stacking, disparando dos fotos con el foco ligeramente desplazado e integrandolas por software en una tercera con una demo de Helicon Focus.
Resultado:
También coloqué un objeto rojo debajo para que reflejara la luz y diera un aspecto más llamativo, aunque lo que le dio fue el aspecto del ojo de un boquerón.
Tras terminar, y teniendo en cuenta que había invertido aproximadamente media hora en hacer las dos fotos me pareció un resultado razonablemente aceptable y quedé más o menos satisfecho.
Hasta que vi... esto.
¿Cómo competir con un autoretrato en la bola de un bolígrafo? ¿Con un paisaje nevado en la bola de un bolígrafo quizá?
Bueno, me consuelo pensando que yo a punto estuve de hacerme un autorretrato en los ojos de una araña, aunque fuera sin proponermelo...
Están muy logradas !!
ResponderEliminarSobretodo la luz, a mi me han criticado mucho los reflejos.
A ver si nos cuentas lo del stacking. Alguna vez he pensado en probarlo pero nunca me he animado.
Lo del autorretrato fue un golpe bajo, hay que reconocerlo.
Y otra cosa, como son los difusores?
ResponderEliminarLos difusores son ventanas cuadradas de 60 cm de lado de las típicas que se ponen en los flashes de estudio (los flashes que usé son de estudio).
ResponderEliminarRespecto al stacking, no sé si preguntas por el de los objetivos o por el del foco. Intentaré hacer alguna entrada explicando lo poco que yo sé sobre el uno y el otro.
eres genial me he reido un buen rato, intentare harla yo tambien ☺ ☺ ☺
ResponderEliminarsaludos