Clase: Insecta
Orden: Hymenoptera
Familia: Apidae
Género: Megachile (Chalidocoma)
Especie: Megachile (Chalicodoma) sp.
En la foto de hoy aparece una abeja que me llamó la atención por su gran tamaño y su coloración oscura. Mediría unos tres centímetros y medio de longitud, tal vez más, y estaba muy quieta sobre la roca.
Lo único que he podido averiguar acerca de ella es que parece pertenecer a alguna especie del género Megachile, probablemente del subgénero Chalidocoma, aunque en algunos sitios consideran a Chalidocoma con el estatus de género.
Ni se inmutó cuando acerqué la cámara y disparé, pero como el sol le daba desde atras, quedaba casi silueteada por lo que decidí usar flash de relleno para mostrar los detalles del lado que quedaba hacia la cámara.
Al disparar de nuevo, esta vez con flash, la abeja se pilló un cabreo monumental, salió volando en mi dirección y zumbando con fuerza, dió dos o tres vueltas a mi cabeza, a muy poca distancia y después se fué volando a toda velocidad.
No es la primera vez que un hymenoptero se enfada y me amenaza zumbando sonoramente a pocos centímetros de mi cara, advertencia que yo tomo muy en serio y aplicando el manual de cómo evitar que te piquen abejas, me retiro despacio y sin hacer movimientos bruscos. A veces la abeja o avispa me sigue un trecho en mi retirada, manteniendo la distancia, pero se queda en la fase de amenaza.
Según he podido comprobar muchas veces, los animales que atacan como medida de defensa, por sentirse amenzados, son muy reacios a llegar al cuerpo a cuerpo, y dedican muchos esfuerzos en advertir, amenazar y ahuyentar al intruso, antes de atacar realmente, aunque conviene tomar en serio sus señales de advertencia y actuar de manera que no pueda ser interpretada como una agresión o amenaza. En el caso de hymenópteros (abejas, avispas y similares) nunca, repito, nunca, se debe hacer movimientos bruscos tipo dar manotazos o agitar los brazos. Eso va ser interpretado casi seguro por el insecto como una agresión, y las probabilidades de recibir un picotazo van a aumentar considerablemente.
Solo en una ocasión me falló esta estrategia. Una abeja vino hacia mí zumbando con tono malhumorado, yo me quedé quieto y tranquilo, y me picó en la cabeza. Pero venía ya enfadada de alguna parte, muy probablemente de una carretera cercana donde tal vez había recibido algún golpe contra un parabrisas. Sospecho que cuando se recuperó del golpe empezó a buscar al culpable para ajustarle las cuentas y me vió a mí.
La picadura de una sola abeja, por grande que sea, es molesta pero inofensiva (si la persona es alérgica al veneno puede tener consecuencias más graves, no tanto por la picadura, sino por la reacción alérgica que puede desembocar en un shock anafiláctico), pero hay que tener cuidado con acercarse a los nidos de los hymenopteros sociales, cuyas colonias pueden tener un gran número de individuos, y que si creen su colonia amenazada, pueden atacar en grupo. Un número muy elevado de picaduras puede suponer un riesgo para la salud de incluso una persona sana.
Creo que tengo esta abeja fotografiada al anochecer durmiendo en una rama seca, me llamó la atención que fuera negra con pelillos blancos.
ResponderEliminarA ver si la pongo en una entrada, pero no tiene muy buena calidad, no como la tuya, que se la ve muy bien.
Saludos.
Una razón más para que dejes de usar el flash y tires de luz natural!!!!!
ResponderEliminarEl flash tiene sus ventajas y sus inconvenientes, lo mismo que la luz natural. En la variedad está el gusto... ;-)
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